lunes, 7 de noviembre de 2011

Ley de la retaguardia

Fíjense ustedes que no soy de esas locas que andanpsicopateando a los hombres cuando los tumultos de gentío permiten echar una ojeada, como para descansar la vista, sobre algún espécimen en particular. No, no lo soy. Pero hoy, mientras leía mi libro en el vagón del metro, se me ha ocurrido levantar la vista y me he llevado una agradable sorpresa. Tenía frente a mi a un hombre con un muy paradito trasero, de esos que definitivamente las mujeres no vemos, sino solo en deportistas y por ahí en algún actor de Hollywood.

Definitivamente el chiquillo estaba muy Potable. Desde ese momento me dio por mirarle el trasero a cuanto hombre se me fue cruzando de camino. Si, lo sé, se lee muy feo, pero qué le vamos a hacer. El trayecto es aburrido y si una puede juguetear con su yo interno, sin afectar con la propia promiscuidad al que va de junto, que más da ¿verdad?

Descubrí que las mujeres chilenas estamos faltas de buenos traseros masculinos. Los hay caídos, achatados, nulos, deformados, abombados, hinchados con la billetera, pero no, no vi un solo trasero que valiera la pena y que uno dijera “wow!”, solo el del macho men que les mencioné y que me hizo caer en reflexión (y asombro =)).

No sé ustedes, pero creo que no es justo que los hombres se deleiten con dos zonas visibles y muy llamativas en la estructura femenina, y que nos cuestionen siempre la falta de cuidado. Cuando lo cierto es que ellos no se esmeran lo suficiente para mantener sus propios derrière en su lugar y que la gravedad no los haga sufrir escandalosos estragos en más de un caso.

Creo que nuestra ex presidenta debió haber tomado cartas en este asunto. Mm… he pensado en mandarle un petitorio a Lily Pérez, Soledad Alvear y a Marcela Sabat, al respecto. Mm… =)

Recuerdo que fugazmente se me paso por la mente, que quizás el trasero de este hombre del metro era tan generosamente voluptuoso que podría tener alguna intervención quirúrgica… no sé… metacril, silicona, botox qué sé yo… Como sea el caso, se agradeció el entretenido cruce del destino con aquel hombre de cabus relleno con polvos de hornear… =)

Ahora Chiquillada mía… lectora y ciber-adicta de Las Gran-Diosas … ¿Algún trasero del cuál presumir, propio o ajeno? ¿eh?

Nos leemos en los comentarios!!!

Yiyi...