miércoles, 12 de octubre de 2011

¿Pikaroski o no Pikaroski?


¡Bueh!... sé que corro el riesgo de quedar como una copuchenta de primera, pero tengo un tema de lo más entretenido que tratar hoy…
Cuando venía de vuelta de haber visitado a mis trastornados padres, en el metro me tocó escuchar una sabrosa conversación entre dos amigas.
Una le contaba a la otra sobre su viaje a unos de esos países que cuando acá en chile gozamos de categoría de pingüinos, por allá andan todos descamisados, en bikini, soleritas y con mucha caipiriña fluyendo por el torrente sanguíneo…
Después de comentar lo bien que lo había pasado en las playas haciendo turismo, su amiga le hizo una pregunta que atrajo totalmente mi atención.
-… ¿Y no te agarraste a ningún negrito por allá? – preguntó en tono malicioso.
- Pinché con uno en una fiesta. Tenía pinta de modelo. Era alto y musculoso ¡si te contara!
- ¡Cuenta poh’! – dijo la otra con ansias.
- Ya… mira. El negro era bien coqueto. Me invitó una margarita, me sacó a bailar y después nos pusimos de acuerdo para encontrarnos en su habitación.
- Ya… ¡yyy!... ¿es verdad el mito?
- Si galla… - dijo la viajera. Yo me la imaginaba poniendo unos enormes ojos de huevo.
- ¡Lo pasaste chancho, entonces! – dijo la otra pegando un grito.  Se hizo un raro silencio. Finalmente dijo...